Jamás debí haberte conocido.
Estos días he ido arrancando recuerdos de mi futuro contigo... de un departamento que siempre fue un espacio sin muros, todo conectado de una forma limpia... una boda con un vestido blanco de encaje y toques de negro, mi cabello en una trenza infinita, un esmoquin con una flor escarlata en la solapa y un juramento de marido, mujer y padres al mismo tiempo, nuestras madres de purpura y consolandose la una a la otra... una romantica luna de miel y besos entre cafés parisinos, un labrador enorme y cosas rotas por el departamento entero... una prueba de embarazo con una nota en el espejo del baño... una visita a Suiza y otra a Dinamarca... una casa con un enorme jardín y dos cerezos... los muros tapizados con tus afiches retro. Una foto en la sala con I... y Camila en sus brazos, pequeños pañaleros estampados con "The Beatles", "The Runaways", "Sex Pistols"... "Boston Red Sox", "Celtics", "Steelers" y "Dolphins".
Hoy que mis lagrimas se secaron me di cuenta de que hay vida después de ti y que, la hubo antes de ti, porque todos nacemos y morimos y el tiempo que estuve contigo fue una muerte constante e insoportable, lenta y sadica, dañina en todos los sentidos, siempre estrafalaria, sin autopsia, completamente ilógica, molesta y violenta, engañosa y llena de mierda... de falsas esperanzas tan fría como la literatura de Chuck Palahniuk y llena de ilusiones y fantasmas como la de Emily Brönte.
Te dejo con dos años de falsos placeres mundanos, los recuerdos de "nuestro" futuro entre dos muros atrapados y los ojos llenos de lagrimas, pero ninguna derramada, por el amor que te tuve y nunca volveré a sentir por ti. Te deseo lo mejor en la vida, a ti y a tu familia que solo Dios sabe cuanto adoré. Tu sabes lo que sentí y lo que ahora siento es solo odio hacia mi... porque los recuerdos del futuro son más difíciles de olvidar que el pasado que viví contigo y que hoy entre olas gigantes por fin ha desaparecido. Jamás te volveré a buscar.
Adiós.
ATTE
Princesa Princesa.
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